“En
la Globalización 1.0 había un empleado que te daba el billete. En la
Globalización 2.0 la máquina expendedora de billetes electrónicos sustituyó al
empleado que te daba el billete. En la Globalización 3.0 tú mismo te consigues el billete” (Friedman, 2006, p. 186)
Siempre fuimos globales. El hombre desde sus orígenes
pensó desde la totalidad territorial. La historia de la humanidad es la de una
reyerta por la supervivencia y supremacía de una especie sobre las demás:
reproducirse, crecer y expandirse. En la historia contemporánea esto se traduce
en sistemas coloniales, imperialistas, geoeconómicos y geopolíticos. Nuevos
medios que fueron propagándose de forma rauda y virulenta por todo el planeta.
Por tanto, se podría señalar que la historia del hombre comienza a narrarse
desde su movilidad; de las formas de circulación por el mundo. A partir de su
apropiación de la tierra, expansión de los reinos, la circulación por los
mares, las rutas celestes, los intercambios de monedas, las aduanas
comerciales, los flujos de datos, la confrontación Este/Oeste, Norte/Sur, e
incluso la tensión establecida entre el choque
de civilizaciones de Huntington (1997) y el fin de la historia planteado por Fukuyama
(1992) [1].
El fenómeno globalizador no es nada nuevo,
por el contrario, ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y
se ha manifestado en diferentes fases y olas que podrían sintetizarse de la
siguiente manera:
1.
Fase 1. La globalización
territorial. Dicha fase contempla 3 grandes olas que sucederán en el mundo
antiguo desde la proto-modernidad hasta el Renacimiento:
a.
La Migratoria: emprendida por los diversos
grupos humanos en su condición nómada en la búsqueda de espacios territoriales
para asentarse, poblar el territorio y construir civilizaciones. Este flujo
geográfico de la raza humana permitió la circulación de tecnologías, cultura,
formas de organización y ordenamiento social.
b.
La Imperial: aquella expansión
territorial que implicó la constitución de imperios que prolongaron sus
sistemas administrativos, económicos, políticos y morales a través de luchas
culturales unificando territorios, relaciones comerciales y reinados. Esta
globalización implicó la confrontación lingüística, religiosa y
político-administrativa como lo fuera el caso del imperio greco-latino, el
poder de los persas, la confrontación de oriente y occidente y la expansión del
mundo árabe.
c.
La simbólica: la expansión del espacio
mundial sin trabas ante la búsqueda de nuevas rutas que favorecieran el
intercambio de bienes y productos fue la que llevó consigo nuevas corrientes
científicas, literarias, artísticas que derivaron en los pre-nacionalismos, el
esplendor del arte y la constitución de sistemas unificados de ciencia, arte y
religión. Esta ola fue la que derivó en el arte renacentista que se abrió con
pretensión universal y el sentir reformista.
2.
Fase 2. La globalización económica. Comprende
tres grandes olas que están arraigadas a la modernidad y el intercambio de
valores económicos e ideológicos derivados de la Ilustración y el nacimiento
del modelo económico capitalista. Dichas olas son:
a.
La colonizadora: contempla la salida al mar de España, Portugal,
Inglaterra y Holanda buscando rutas comerciales llegando hasta el Nuevo Mundo
expandiendo formas mercantiles, literarias, costumbres, tradiciones utensilios,
alimentos, lengua y religión. Esta ola colonialista llegará hasta el siglo XIX.
b.
La liberación de espacios
comunicativos:
en este periodo la comunicación se torna en un referente de la modernidad como
vía para la construcción de los espacios nacionales: plazas públicas, mercados,
carreteras, puentes y canales por los que circulan personas, mensajes, ideas y
mercancía tal como lo promovía Diderot.
c.
El gran mercado: Instaurada en la era de la nación
mercantil universal de los mercados cosmopolitas conceptualizados por Adam
Smith. El mundo se torna una colectividad económicamente compuesta y viralizada por la Revolución Industrial
y el capitalismo primitivo. La libre competencia, la producción en masa conformaron
un mercado único caracterizado por la división del trabajo. La racionalidad
mercantil se expandió eliminando el poder del Estado y dando poder a la empresa
privada. Son ahora las compañías las que exploran y se expanden por el planeta.
La integración económica mundial unificó acuerdos bilaterales, tratados,
políticas, vías de comunicación. Empresa, Industria y economía se tornan en
sinónimo de progreso.
3.
Fase 3. La globalización
mediática. Comprende cinco
grandes olas que irán de la modernidad, la modernidad tardía y la posmodernidad
y estas son:
a.
El idioma universal: esta es la época de la
unidad lingüística que contempla la unificación de la lengua, reduciendo
diferencias y particularismos propios del periodo feudal y las monarquías
absolutas, hasta la materialización de lenguajes como el sordomudo desarrollado
por el abad de L’Epée, la invención del telégrafo óptico de los hermanos
Chappe, los sistemas métricos de peso y medida y los símbolos de la
fraternidad.
b.
La letra como un imperio: la burguesía, los centros
de estudio, los procesos de alfabetización, la mejora económica, la
introducción del papel en occidente, la reproducción mecánica apoyada en la
imprenta, los libros, los periódicos, las revistas y fanzines se convirtieron
en aliados del poder. La palabra se expandió como soporte de la memoria e
instrumento para lograr independencias. Así los medios impresos se convirtieron
en agentes del cambio social y cultural y aparatos ideológicos en todo el
planeta.
c.
La república del pulso
eléctrico. La
segunda revolución industrial tuvo como fundamento el pulso eléctrico. Esta
materia prima permitió la llegada de la era neotécnica teniendo su punto de
partida la primera Exposición Internacional de la Electricidad celebrada en
París en 1881. Pulsos, amperios y voltios permitieron el telégrafo y la radio.
d.
La masificación de la imagen. La imagen fotográfica y
cinematográfica son la expresión de la masificación e industrialización de la
cultura. Comunidades de inmigrantes, viajeros, trabajadores se expresaron en un
modo unificado. La foto y el cine se tornaron en una poderosa arma persuasiva,
en una expresión artística, en un educador de la mirada y la conciencia, en una
maquinaria económica.
e.
Las industrias culturales. La popularización de las
agencias de noticias provocó un sistema global de información en que la información
era distribuida por toda la faz de la tierra
gracias al cableado submarino y los corresponsales. La industria del
periodismo impreso y el mercado de la información nacieron con perspectiva global
gracias a la reproducción mecánica, las novelas por entrega, los folletines,
los suplementos dominicales, las tiras cómicas y los derechos de autor. Este
mismo efecto de reproducción mecánica tan denunciado por Walter Benjamín, tuvo
su símil en la industria musical, cinematográfica y artística generando las
denominadas industrias culturales donde entretenimiento se fusionaba con poder
e ideología.
4.
Fase 4. La globalización
corporativa. Esta fase se desarrolló desde la segunda revolución industrial
contemplando modernidad, posmodernidad e hipermodernidad y tuvo tres grandes
olas.
a.
La Globalización 1.0. La monopólica y transnacional. El mundo dejó de ser el territorio
de los gobiernos; los monopolios estatales se fueron diluyendo dando paso a la
industrialización trasnacional. Europa se reorganizó y dando pie a una
comunidad comercial en la que las empresas comerciales adquirieron un poder
salvaje y caníbal. Gas, petróleo, electricidad y demás energéticos se
nacionalizaron. Los servicios que antes ofertaba en modo gratuito el Estado
quedaron en manos de las empresas multinacionales que de modo
desterritorializado se apoderaron del sector salud y farmacéutico, de la
industria automotriz, alimentaria, publicitaria y mediática. El umbral entre lo
regional, local, nacional, internacional y global inició el darwinismo
económico corporativo que derivó en la etiqueta conceptual de lo glocal.
b.
La Globalización 2.0. La telemática. Ondas hertzianas, satélites, redes, microchips,
facilitaron la transferencia de mensajes y tecnologías impactando los sectores
militares, aeroespaciales y comerciales que
hicieron de los avances tecnológicos parte de las políticas de mercado alterando
con ello las soberanías nacionales. El mundo se mediatizó, la sociedad entera
empezó a informatizarse. La convergencia tecnológica gestó una nueva
geopolítica de la información en que las grandes bases de datos empezaron a ser
controladas por instituciones supranacionales y gobiernos que operaban con la
lógica panóptica como el Norteamericano. La historia del mundo se concentró e
indexó en sistemas de cómputo y plataformas digitales. Hoy la confrontación
universal se da por la posesión de esos sistemas de vigilancia, control y
represión digital.
c.
La Globalización 3.0. La global hiperindividualizada. Tal como lo afirmaron Friedman y
McLuhan, la Tierra es plana y los negocios operan en la lógica de una aldea
global. La vida ocurre alrededor del hipermercado, que nos es otra cosa que la
síntesis de las redes: empresariales, institucionales, académicas, políticas y
económicas. La racionalidad post industrial enunciada por Peter Drucker e
hipermediatizada está confrontando las identidades. Las hibridaciones, las
remezclas culturales y mediáticas hiperindividualizadas han generado una gran
pantalla global: la de la monocultura.
5.
Fase 5. La globalización cultural. Contempla 5 olas comprendidas
desde la caída del muro de Berlín hasta la actualidad. Dichas marejadas son:
a.
La fusionista: La noción de progreso y
desarrollo son la visión reduccionista de civilización y cultura que se
integraron a la sombra de las economías de la posguerra, la Alianza para el
progreso y las revoluciones liberacionistas que dividieron al mundo en Primer y
Tercer Mundo. La forma de subsistencia implicó una gran ola globalizadora sustentada
en procesos de alfabetización, industrialización y urbanización.
b.
El imperialismo del marketing.
El corporativismo, la construcción de marcas y la expansión de los mercados
supranacionales de la década de los 50 del siglo pasado, impusieron a la
publicidad como la movilización ideológica de las conciencias. Propaganda,
persuasión y manipulación, así como las estrategias de conversión doctrinal
impuestas desde las relaciones públicas, el periodismo corporativo y las
industrias mediáticas propagandísticas que se convirtieron en la industria
global de las actitudes y estilos de vida. Las industrias culturales, de igual
forma, se pusieron al servicio del expansionismo ideológico y la promoción de
patrones culturales del american way of
life.
c.
El Nuevo Orden Mundial. La americanización del planeta,
la unificación Europea, las revueltas del Tercer Mundo, generaron un tira y
afloja de valores, tecnologías y modelos culturales. La comercialización y
mercantilización social fue producto de una nueva cultura internacional de
información y conexiones comerciales. El sentido único y unilateral dejó en
evidencia la imparcialidad manifiesta; el desequilibrio reinante y la manera en
que los flujos comerciales, culturales, mediáticos y democráticos desafiaban el
orden internacional.
d.
La culturalista. La democratización de los
bienes culturales en la década de los setenta y ochenta, generó amplios
mercados en los que las políticas culturales y los flujos de riqueza obligaron
a nuevas discusiones en las tensas relaciones Norte y Sur y los impactos
identitarios que ello acarrea.
e.
La planetaria. Una ola globalizadora
emprendida desde abajo, desde la sociedad civil y las Organizaciones No
Gubernamentales; adscrita a una comunicación de conciencia, sustentable,
preocupada por el Tercer Mundo, la defensa de los derechos humanos y
desvinculadas del soporte gubernamental e ideológico. Esto como respuesta al
descontrol de las prácticas políticas, económicas, sindicales, mercadológicas,
alimentarias y farmacéuticas. Causas sociales, movimientos populares detonarán esta
globalización desde abajo organizando foros y cumbres paralelas/alternativas.
Las redes sociales digitales reforzarán el híbrido socio-corporativo de impacto
global.
Siempre fuimos globales y el
hombre en sus formas expresivas y narrativas ha dejado constancia de ello. El
artista, como decía Marshall McLuhan representa las antenas del mundo. Su obra,
es el vehículo que transmite el momento que le ha tocado vivir. Se anticipa, en
ocasiones, a una época. El arte predice, describe, denuncia, sentencia, condena.
El artista, es profeta, portavoz, predicador, propagandista, artífice. El
artista construye y deconstruye el mundo: del plano espiritual, onírico,
simbólico al terrenal; de las fronteras expresivas a las territoriales. Arte,
realidad y expresión se conjugan con el mismo verbo y desde la misma lógica:
Cultura-mundo (Lipovetsky
& Juvin, 2011) .
Sin lugar a dudas, estos son
los tiempos de las fronteras diluidas; las rutas migratorias, coloniales,
imperiales, corporativas, mediáticas y culturales expansivas que demuestran que
siempre fuimos globales.
Estamos en un tiempo en que
los artistas han retomado estas manifestaciones apropiándose o denunciando el
impacto multidimensional de la globalización criticando en muchos casos su
naturaleza, las microfuerzas que la
propagan. He aquí la historia del hombre en movimiento. He aquí la
visualización de las formas expresivas de esos últimos días. Arte y
globalización es el binomio que explora este texto.
[1]El debate
conflictual entre Fukuyama y Huntington radica en que el primero mantiene una
postura triunfalista sobre el capitalismo occidental, así como de la democracia
y de los derechos humanos, mientras Huntington, por el contrario, fundamenta la
decadencia de occidente; una declinación
que genera una mayor heterogeneidad confluyendo en importantes conflictos entre
civilizaciones.
0 comentarios:
Publicar un comentario